En los últimos cinco años, la Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina ha mostrado cambios importantes, pasando de una participación intensiva del sector de comunicaciones hasta un mayor flujo proveniente de las grandes tecnológicas, compuesto principalmente por el desarrollo de Centros de Datos y software.
Un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) identifica tres factores que definen la dinámica de la IED en la región, que son la inversión en infraestructura digital, la alineación con conflictos geopolíticos y el fortalecimiento de las multinacionales tecnológicas.
El estudio denominado “La inversión extranjera directa digital en América Latina y el Caribe: oportunidades y desafíos” detalla que los anuncios de IED digital en la región cerraron el 2024 con un monto de 20 mil millones de dólares, tras un breve periodo de recuperación luego de la caída registrada durante la pandemia.
El crecimiento estaría impulsado principalmente por infraestructura digital, conforme este sector participa más en proyectos de inversión en la región frente a los líderes históricos.
El sector de las comunicaciones ha liderado históricamente la inversión en tecnologías digitales, con participaciones siempre superiores al 60%. Sin embargo, tras un pico de 81% en 2010-2014, su peso relativo se redujo a 68% en el periodo 2020-2023.
Este descenso marca una diversificación de los sectores de destino de la IED anunciada, con el avance de anuncios en software y servicios de Tecnología de la Información, que pasó de representar apenas de 6 a 7% en los primeros periodos a 14% en los más recientes, y en componentes electrónicos, que alcanzaron 8% en 2020-2024.
Estas cifras reflejan una evolución de la IED vinculada a los procesos de digitalización en la región y en el mundo, impulsadas por el avance tecnológico, la reorganización de las cadenas de valor y el creciente protagonismo de empresas digitales multinacionales, explica el estudio.
La expansión acelerada de la infraestructura digital para el procesamiento y almacenamiento de datos, conforme las grandes tecnológicas aceleran la competencia en el entrenamiento de modelos de IA y el desarrollo de aplicaciones basadas en esta tecnología, es una de las claves para las nuevas inversiones.
En los últimos dos años, los tres grandes, AWS, Microsoft y Google Cloud anunciaron el inicio de operaciones en Querétaro, México, además de que otras empresas como Scala, Ascenty/Digital Realty, Equinix, KIO, Cirion, entre otros, ampliaron o inauguraron sitios en Brasil, Chile, Colombia y Perú.
Pese a las relevantes inversiones para la región, la CEPAL advierte desafíos inherentes a la expansión de este tipo de infraestructura, tales como la demanda de grandes cantidades de energía y recursos hídricos para refrigeración, lo que plantea tensiones en términos de sostenibilidad y disponibilidad de recursos.
Adicionalmente, la organización multilateral identifica que ciertas características de este tipo de infraestructura podría limitar su impacto local, por ejemplo, la concentración de capacidad de cómputo en países de renta alta, lo que amplía brechas digitales existentes; modelos de negocio que tienden a ser de baja intensidad física en sus operaciones locales, lo que limita los encadenamientos productivos y reduce el potencial de transferencia tecnológica; a la vez que gran parte del valor agregado se concentra en clústeres tecnológicos de regiones de alto ingreso, como Silicon Valley o Boston, en Estados Unidos.




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