El otorgamiento de espectro para los servicios de comunicaciones del móvil directo al satélite es una realidad en Chile, uno de los países más adelantados en estos procesos en la región.
Conocidas por la sigla D2D (direct to device) o D2C (direct to cell), los servicios satelitales vienen creciendo de forma importante en ese país, sobre todo después de la aprobación de permisos de servicios a Starlink hace unos cuatro años.
En esa línea, la Subtel decidió modificar el Decreto Supremo N° 127 de 2006 en el que se determinó qué espectro corresponde a determinado servicio. En esta oportunidad se reatribuyeron las bandas de frecuencia de 703–748 MHz, 758–803 MHz, 824–849 MHz, 869–894 MHz, 1710–1770 MHz, 1850–1990 MHz, 2110–2160 MHz y 2500–2690 MHz de manera secundaria para el servicio móvil por satélite.
Chile se convierte así en uno de los países pioneros en habilitar los servicios de banda ancha satelital, reconociendo a las nuevas tecnologías como D2D como parte del ecosistema de las telecomunicaciones.
Y por ello, el regulador decidió introducir cambios en el plan de asignación de espectro, de acuerdo a las normativas internacionales.
El paso dado por Chile permite expandir el ambiente de negocios vinculados con las telecomunicaciones, un factor que siempre pesa a favor de este país cuando los actores de la industria deciden probar servicios y/o definir inversiones.
Los servicios de banda ancha satelital vienen contribuyendo también al cierre de la brecha digital. Chile ostenta los mejores indicadores de conectividad en términos de despliegue de fibra óptica, calidad y velocidad de ese servicio a nivel regional, al igual que en el despliegue de infraestructura 5G, donde ya suma más de 8,2 millones de clientes. Todos estos segmentos han contribuido a posicionar al país en lo más alto del podio de la innovación y acceso a las TICs.
El Gobierno de Chile decidió en 2021 apoyarse en Starlink para desarrollar pruebas pilotos en localidades remotas. Tras esas experiencias, el servicio comenzó a ofrecerse de manera efectiva en ese tipo de áreas. Hasta junio de 2025 se habían contabilizado 140 mil 492 conexiones satelitales activas en el país, mayoritariamente de Starlink, de acuerdo a datos de la Subtel. El otro operador satelital con actividad comercial es Hughes.
Por su parte, el mercado de la banda ancha fija chileno supera los 4,74 millones de conexiones, de las cuales, el 74,7 por ciento corresponden a la fibra óptica, según datos de la Subtel a junio de 2025. Esto supone que la banda ancha satelital ya representa un tres por ciento del total de los accesos, un porcentaje que supera con comodidad la participación del 1 por ciento que este tipo de conectividad ostenta a nivel global. También deja ver que su uso se adopta en las regiones donde llegar con tecnologías fijas o móviles resulta dificultoso.
Además de Chile, Brasil es el país con mayor desarrollo regulatorio para este tipo de comunicaciones. A través de la Anatel, se autorizó el uso de espectro para comunicaciones D2C en fase experimental. TIM y Claro fueron las que solicitaron ser parte de esa experimentación junto a AST Space Mobile, precursor de este tipo de comunicaciones en América.
Panamá es otro de los países que, meses atrás, tomó decisiones en este sentido. Primero, para abrir los cielos a las comunicaciones satelitales con una perspectiva de futuro, es decir, de cara al desarrollo del direct to cell. El resto de los países, como Argentina, Perú y Uruguay, trabajan en revisiones de espectro pero aún no hay definiciones concretas.





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