Los pagos digitales transformaron el negocio transaccional en menos de cinco años y de disponer de altas tasas de dinero en efectivo para realizar los consumos, los latinoamericanos comenzaron a decantarse por el uso de sistemas electrónicos que, a la fecha, ocupan los mayores espacios en temas financieros.

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, posicionó a Chile como el primer país de la región en pagos electrónicos, con más del 72% haciendo transacciones vía digital, seguido de Ecuador, Brasil y Venezuela.

En sólo cuatros años, las transacciones digitales se cuadruplicaron en la región, con mercados como Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, México y Perú con escenarios de hasta 3,3 veces más transacciones en esos países por cada mil adultos haciendo pagos.

Desde el 2020, cuando la pandemia impulsó la Transformación Digital, la banca y los sistemas de pago comenzaron a adaptarse a las nuevas modalidades financieras digitales, especialmente en Brasil, donde el servicio Pix alcanzó 150 millones de usuarios en apenas tres años.

En Venezuela, desde el año 2017 se había implementado el pago móvil, pero no fue sino hasta el apagón de 2019 que el servicio comenzó a crecer y ya para 2020 se había convertido en el segundo canal de pago después de los puntos de venta. Hoy, casi el 40% de las transacciones de la banca se hacen a través del pago móvil.

En la última década, según el estudio del BID, los pagos digitales en la región pasaron de 8,9% en 2014 a más del 60% en 2023, con excepción de México, cuyas principales barreras para su adopción están en la escasa confianza en las herramientas digitales, así como las capacidades digitales limitadas de los usuarios y el analfabetismo financiero.

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