Los cambios en la industria de los procesadores siguen moviendo a los fabricantes, en un entorno en donde los otrora líderes del mercado han visto disminuir su participación de forma abrupta, en medio de la consolidación de los fabricantes de chipsets para la movilidad.

Intel ha sido uno de los más golpeados en los últimos años, luego de perder el foco en el mercado móvil en beneficio de Qualcomm y más recientemente en otras industrias, especialmente la de IoT y Automotriz.

Y es precisamente ese interés por retomar sus fortalezas, que siguen siendo importantes en la industria de la computación, aunque cada vez menos, la que la ha llevado a tomar la decisión de cerrar la planta que tienen en Costa Rica y centrar la producción en Asia.

Desde hace 30 años Intel tiene una importante presencia en el país tico, donde concentra uno de los centros de investigación y desarrollo más importantes, con cerca de tres mil empleados y unidades claves del negocio. En Costa Rica, Intel tiene 11 de las 14 áreas de negocio de la empresa.

En el año 2021 fue precisamente cuando abrieron el centro de ensamblaje y prueba de chipsets, que es precisamente la que están cerrando ahora para ir reduciendo costos en medio de una reorganización que implica eliminar unos 10 mil puestos de empleo en todo el mundo, además de otros gastos.

Con la decisiión, la compañía busca eliminar la burocracia y capacitar a los ingenieros para innovar con mayor rapidez y precisión, además de que buscan reducir costos para poder invertir en el crecimiento futuro.

En el segundo trimestre de este año, Intel registró ingresos por $12 mil 900 millones, pero al mismo tiempo reportó una pérdida neta de dos mil 900 millones de dólares, que supera la pérdida de mil 610 millones de dólares del mismo periodo del año pasado.

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