El apagón español, que afectó a todo el país y otros de Europa, terminó dejando en evidencia la falta de un plan de contingencia para el sector Telecomunicaciones, pues aun cuando era casi imposible que el país se quedara sin energía eléctrica, la crisis demostró que las empresas, quizás por exceso de confianza, no tenían ningún plan preventivo o de reacción inmediata para ello.
En números, el día de ayer las empresas que hacen vida en el sector, entre las que destacan Telefónica, Vodafone y MasOrange, las tres más importantes y que facturan el 87% del negocio móvil y datos, dejaron de ingresar unos 63 millones de euros, una cifra que ha sido calculada tomando en cuenta la facturación del sector en el 2024, que superó los €22 mil millones.
Y es que el país se apagó y las telecomunicaciones también. Los teléfonos móviles quedaron inservibles, no podían hacerse llamadas porque las redes celulares apenas contaban con respaldo, muchas de ellas muertas en minutos, mientras que otras aguantaron menos de una hora. Los servicios de Internet colapsaron, pues aun cuando la fibra no requiere de energía para operar, las redes de transmisión sí, lo que dejó a millones de hogares sin acceso a Internet, aunado a que en España muy pocas personas tienen equipos de respaldo eléctrico en casa.
En síntesis, la crisis eléctrica española, producto quizás de un Ciberataque, aunque es poco probable que lo anuncien de forma oficial o impulsado por la caída de una de las generadoras de energía, que afectó unos 15GW según el anuncio oficial, 60% de la demanda de energía a esa hora, demostró que los planes de contingencia deben ser asumidos siempre, sin importar si se vive en un país de los más avanzados del mundo, pues hoy día, en un entorno donde todo está interconetado, cualquier cosa puede ocurrir y, aunque las empresas no lo perciben por la confianza en el sistema en el que se desenvuelven o no estiman hacer ese “gasto” innecesario, la realidad es que la prevención puede ser la mejor arma en estos casos.
España y en general Europa acaban de darse cuenta que, un pequeño error, puede desencadenar muchos errores.





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